Existen
varias teorías sobre el origen de esta raza. Algunos sostienen
que es originario de la isla canadiense de Terranova, de la cual
toma el nombre. Otros dicen que si bien se desarrolló en la
isla, sus orígenes están en el continente europeo y fueron los
colonos del siglo XVI y XVII quienes los introdujeron. Los
pescadores vascos habrían llevado mastines pirenaicos y los
ingleses a sus spaniels de agua y sus Mastiffs. Según otra
hipótesis el Terranova descendería de un perro grande y negro de
ciertas tribus indias autóctonas.
Es un perro bien proporcionado, que impresiona por su fuerza y
gran actividad. Osamenta maciza en todo su conjunto, pero sin
dar la sensación de pesadez o inactividad. Se mueve con soltura
y armonía, con un leve y característico balanceo del dorso. La
cabeza es ancha y maciza, hocico bastante corto, fuerte y
cuadrado. Los ojos son pequeños, ligeramente hundidos, de color
marrón oscuros. Las orejas pequeñas, nacen bien atras y son
llevadas pegadas al cráneo. El tronco es potente y de gran
solidez. Las extremidades bien musculosas y robustas, con pies
anchos y redondos. El pelaje es doble, plano y denso, de textura
áspera, naturaleza oleosa, impermeable. Los colores admitidos
son el negro azabache mate (que puede tener tono bronce) y el
marrón chocolate. Se aceptan salpicaduras blancas en el pecho,
los dedos y la extremidad de la cola.
El Terranova es un perro noble, majestuoso y poderoso, apto como
perro de tiro y de agua, poseedor del instinto de salvamento y
hábil nadador. Son perros dóciles y pacientes y, aunque su
aspecto pueda infundir quizá algo de miedo, el Terranova es un
perro poco agresivo, de naturaleza particularmente mansa y
dócil. Es tranquilo, amable y poco pretencioso. Se adapta bien a
todo y es amante del ambiente familiar. Como antes sus
antepasados el Teranova hoy puede ser útil como pastor, cazador,
guardián o socorrista, sobre todo esto último por su pasión por
el agua.
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