Es una de las razas más
conocidas en todo el mundo y es un perro casi legendario. Es el
gigante de la cinofilia por su imagen simpática asociada al
barril de licor. Se presta a diversas utilizaciones pero
necesita amplios espacios. Resiste perfectamente los climas más
rígidos pero soporta mal el calor.
Las hipótesis sobre los orígenes del San Bernardo son múltiples.
La más documentada dice que sería descendiente del moloso
asirio-babilónico usado por los romanos en las invasiones del
norte de Europa. Después fueron los monjes del Saint Bernard que
recogieron algunos de estos perros y los utilizaban como
guardias del monasterio. También cumplían la función de socorrer
a los viajeros que eran con frecuencia víctimas de avalanchas y
aludes. Este perro dotado de un excelente olfato y de gran
sensibilidad, lograba establecer la presencia de personas,
incluso enterradas varios metros bajo la nieve. Originariamente
los San Bernardo tenían el pelo corto y la otra variedad, de
pelo largo, surge del cruzamiento con Terranovas más
recientemente. Los ingleses fueron los primeros en presentarlos
en exposiciones logrando así su difusión al gran público.
El San Bernardo es un perro
grande, elegante y fuerte, extrovertido, su apariencia es
amigable y pacífica. De cabeza maciza con hocico corto, stop
marcado y bien definido. Belfos muy desarrollados y colgantes.
Bien proporcionado. Ojos profundos y oscuros, cuello fuerte y
característica papada. Cola colgante, ancha en la base y
puntiaguda en el extremo. Orejas de longitud media.
El pecho, las patas, la punta de la cola, el collar y la banda
alrededor del hocico son siempre blancos. Con sombras negras en
cara y orejas, posee manchas anaranjadas, caobas o rojas. |
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