Es una de las razas italianas
más características y conocidas. Su origen es antiquísimo.
Desciende del Mastín del Tíbet que, a través de los molosos
criados por los Griegos, llegó en los tiempos de la magna Grecia
a las costas de la región Campania italiana. Fueron criados con
pericia por los romanos que los empleaban para el combate y como
guardianes. La historia de esta raza sigue los pasos de la del
imperio romano. Con su caída casi desaparecieron, sólo se
salvaron pocos ejemplares que se conservaron muy celosamente. En
la posguerra Piero Scanziani recuperó espléndidos ejemplares
que, seleccionados con cuidado y pericia dieron notables
resultados. Desde entonces la raza ha experimentado un auge en
Italia y también fuera de sus fronteras.
La impresión que da esta raza es la de un perro de gran tamaño,
fuerte, vigoroso, muy valiente, de aspecto tosco pero al mismo
tiempo majestuoso. La piel es abundante, no adherente, formando
en la cabeza una serie de pliegues muy marcados y presentando en
el cuello una gran papada. La cabeza es corta y maciza, con el
cráneo ancho. El cráneo es ancho y plano, en particular entre
las orejas. Los arcos cigomáticos son muy prominentes, pero de
músculos planos. Las protuberancias de los huesos frontales
están bien desarrolladas; el stop es bien marcado. El hocico es
bien ancho, con labios carnosos, gruesos y amplios. La mandibula
debe ser bien amplia, con dientes blancos y desarrollados en
forma regular; bien alineados y completos. El color del iris
debe ser igual al de la capa, la cual puede ser de color negro,
plomo, gris ceniza o atigrado. La cola, ancha en la base, se
corta a 2/3 de su longitud. Las orejas, pequeñas y triangulares
son colgantes, pero se acostumbra a cortarlas cortas.
El movimiento es una de las características típicas de la raza.
Durante el paso, de tipo felino, es lento y parecido al de un
oso. El trote se caracteriza por un fuerte impulso de las
extremidades posteriores y un buen alcance de las extremidades
anteriores. Galopa muy pocas veces, sus movimientos habituales
son el paso y el trote. Se tolera la ambladura.
Es de carácter decidido y leal; no es agresivo, ni muerde sin
razón. Como protector de la propiedad y de sus habitantes está
siempre vigilante. Es inteligente, noble y majestuoso. |
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