Perro de origen asiático, el Lhasa Apso tiene un carácter particularmente sociable, que lo lleva a vivir siempre en estrecho contacto con su amo. Dotado de una sensibilidad muy especial, puede "captar" con antelación eventuales desastres naturales como terremotos y avalanchas que resultan bastante frecuentes en su tierra de origen. Esta cualidad lo hace vivir siempre "alerta", por lo cual siempre advierte al amo del más leve ruido sospechoso.
Durante siglos han sido los lamas del Tíbet los celosos criadores de este pequeño perro, que eran considerados como reencarnaciones de los propios lamas y utilizados como guardianes de los tesoros de los templos budistas. Era objeto de regalo frecuente entre los lamas y las familias nobles, por lo que se lo consideraba como mensajero de fortuna y paz.
La constitución de este pequeño perro está caracterizada por la cabeza imponente, con abundante pelo que cae sobre los ojos, con tupida barba y bigote.
El cráneo es moderadamente estrecho cayendo hacia detrás de los ojos; no debe ser por completamente aplanado ni abovedado o tener forma de manzana. La depresión naso-frontal (stop) es mediana.
Los ojos deben ser oscuros y la trufa negra. El tronco es relativamente largo y el pelaje particularmente abundante, pesado, ni lanoso ni sedoso y muy largo y recto con una capa moderada de subpelo interior.
Los colores más comunes son: dorado, arena, miel, gris oscurro, pizarra, humo, negro, blanco y rojo. Todos los colores son igualmente aceptables
Especial importancia tiene su andar, que debe ser ligero y ágil, seguro y desenvuelto. El Lhasa Apso es un perro bien equilibrado y vigoroso, De carácter alegre y seguro de sí mismo. Alerta, se muestra prudente hacia los extraños.
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