La impresión al ver un Irish Terrier es la de un perro activo y vivaz, resistente y ágil, exento de tosquedad. Esta raza es la forma moderna de un antiquísimo perro de madriguera denominado "Madadh", cuya presencia en Irlanda, según algunas viejas leyendas, se remonta al segundo milenio antes de Cristo. Su historia es bastante similar a la del Fox terrier de pelo duro que, sin embargo, nunca ha sido de color rojo. En el transcurso de los siglos, la raza ha sufrido algunos cambios, sobre todo en el tamaño; tanto que, hasta 1879, año de su primera aparición en la exposición de Glasgow y de la fundación del Irish Terrier Club, su alzada a la cruz variaba notablemente de un ejemplar a otro.
Se los utilizó como perros de caza de madriguera destacándose por su valor en la lucha contra el tejón.
La mejor cualidad de este perro es la rapidez de movimiento que puede realizar gracias a su constitución fuerte y musculosa sin ningún elemento tosco. La cabeza tiene el cráneo relativamente estrecho, plano, con orejas pequeñas en forma de "V", colgantes hacia adelante, cuyo pelo es de color más oscuro que el resto del cuerpo. Ojos pequeños y oscuros. Hocico macizo, más fino que el cráneo pero no en cuña.
Cuello largo y poderoso. Tronco moderadamente largo, tórax profundo, musculoso. Cola llevada alta y cortada a 3/4 del total. Tiene un manto de pelo duro y áspero con presencia de subpelo. Color uniforme rojo encendido o rojo trigo o rojo amarillento.
Tiene un carácter temerario, valiente ante el peligro, trabajando se muestra resistente, lleno de energía y de alegría. Muy apegado a su familia, es un perro cariñoso y paciente con los niños. No evita la pelea al enfrentarse con otros perros.
El Terrier Irlandés es un perro que tanto puede controlar las ratas y otros animales indeseables como servir de perro de cacería lo cual no quita que sea un excelente perro de compañía adaptandose sin problemas tanto a la vida del campo como a la de un pequeño departamento en la ciudad.
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