Es un lebrel africano que hizo su aparición en Europa alrededor de 1970. Proviene de la cuenca media del Níger, del Valle de Azawakh. Desde hace cientos de años es compañero de los nómadas del Sur del Sahara. Originario de Mesopotamia, tierras antiguamente fértiles y húmedas, el azawakh tiene que enfrentarse en la actualidad a un entorno cada vez más hostil debido a la progresiva desertización de la zona en la que habita. Aunque poco conocido, este lebrel posee unas extraordinarias cualidades para la caza, destacando sobremanera su velocidad, que puede alcanzar los 70 km/h.
Particularmente esbelto y elegante, el lebrel de Azawakh da una impresión general de gran fineza. Su conformación ósea y musculatura se perciben abajo de su piel fina y seca. El cuerpo de este lebrel se presenta inscrito dentro de un rectángulo de largos extremos verticales. La cabeza es larga, fina, seca y cincelada. Los ojos son almendrados y bastante grandes. Las orejas, implantadas altas, son siempre caídas y planas. El movimiento es siempre muy flexible y particularmente elevado al trote y al paso. El galope es brincando. El Azawakh da una impresión sublime de ligereza y de elasticidad. Su movimiento es un carácter esencial de su raza. La piel es fina y adherente al cuerpo, el pelo fino, corto. Todos los matices del color dorado son admitidos, desde el arena claro hasta el leonado oscuro.
El atigrado negro también es aceptado. Deben tener las cuatro patas blancas y una mancha blanca en el pecho y en la punta de la cola.
Es un perro vivo, atento, distante, reservado con los extraños, que puede ser a veces tímido, pero sabe ser cariñoso y afectuoso con las personas que él admite.
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