Es un perro extremadamente versátil, inteligente, despierto y alegre. Tiene un carácter vivaz y valiente que lo lleva a ser también un buen perro de defensa además de su tarea original de cazador de tejones y nutrias.
Toma el nombre de la región de Kerry, ubicada en el sur de Irlanda. Sus orígenes son viejos terriers que los irlandeses usaban como guardianes de rebaños y para cazar animales dañinos. A mediados del siglo XIX se inicia la cría y selección que forman la raza y la oficialización se realizó luego de la primera guerra mundial haciendo entonces sus primeras apariciones en las exposiciones caninas.
El Kerry tiene una constitución compacta y potente, con un cuerpo recogido, bien proporcionado y musculoso, torax profundo, costillas abarriladas y línea dorsal recta. La cabeza, con mucho pelo, es fuerte, con stop leve y temibles y musculosas mandíbulas. La trufa es negra, los dientes grandes y blancos, los ojos oscuros, de tamaño medianos con la típica expresión vivaz y aguda del terrier. El cuello debe ser largo y fuerte. Los pies redondos y pequeños. La cola, de nacimiento alto, debe llevarla erguida. Pero la principal característica de esta raza esta dada por su pelaje, que debe ser suave y sedoso, ondulado y abundante. El color del pelaje es negro azulado, pudiendo presentar tonos más oscuros sobre el hocico y las orejas. Hay que tener en cuenta que el tono "azul", que es una mezcla de grises aparece con el tiempo, definiéndose recién a los tres años de edad.
Se lo utiliza en la dura labor de cazar nutrias en aguas profundas, en combatir tejones bajo tierra y cazar sabandijas. Buen perro de guardia y compañero leal. Carácter terrier en todo su sentido. El factor más importante, la expresión, debe ser perspicaz y alerta.
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